Tamarita casó con un muchacho muy bueno de Ocoa, un doctor llamado Pedro B., con quién hizo planes de irse a México a estudiar oncología como especialidad. Eso hicieron en 1987 y al año siguiente Tamarita me dió un nieto, un mexicanito precioso llamado Pedrito a quién fui a buscar al país azteca a los dos meses de nacido para criarlo mientras sus padres terminaban su carrera.
Este bebé se convirtió en la razón de ser y entretenimiento diario mío y de Luciano durante dos años.
Ellos regresaron en 1990 y les va muy bien en su área.
Carlitos se había divorciado -sin hijos- de Clarita en 1983 y volvió con nosotros durante un tiempo, hasta que se casó con Charo G., una joven muy linda, expresiva, despierta, alta y con el mismo temperamento de Carlitos y con quien tuvo en 1987 una hija preciosa, Carol. También se divorció de ella para entonces casarse en 1992 con Milqueya M., su actual esposa, muy tierna, muy amorosa y linda y como lo he dicho siempre, una bendición de Dios en la vida de mi hijo. Con Milqueya tuvo al año siguiente una niña bella e inteligente llamada Carla.
Por cierto, Carlitos es quien mas se parece a su padre, no solo en el gusto por el campo, la cacería, los animales y las armas, sino además porque tiene también su propia finquita, y lo más importante, un amor incondicional por su pueblo, Montecristi.
Luciano está estudiando derecho.
Mamá murió a principios de 1993.
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